Los sofocos son una de las manifestaciones de la menopausia más frecuentes y molestas, ya que se pueden experimentar varias veces al día e interferir con las actividades cotidianas, y también durante la noche, dificultando conciliar el sueño, o provocando despertares nocturnos. El descenso del nivel de estrógenos (hormonas femeninas) que se produce durante esta etapa parece ser el responsable de la aparición de los sofocos.
Unos buenos hábitos contribuyen a tener una mejor calidad de vida durante la menopausia y, de hecho, un nuevo estudio ha demostrado que una intervención dietética puede reducir un 88% los sofocos asociados a la menopausia y no conllevaría ningún efecto adverso.