La edad a la que las mujeres llegan a la menopausia de forma natural se sitúa en torno a los 50-52 años y se ha mantenido relativamente constante desde hace alrededor de medio siglo a pesar de que la esperanza de vida, y especialmente la del sexo femenino, ha pasado de los 45 a los 85 años en los últimos 150 años.
Al nacer, las mujeres ya tienen todos los óvulos potencialmente fecundables, y los van perdiendo a lo largo de su vida, un proceso que se denomina envejecimiento reproductivo, por ello, aunque la fertilidad natural disminuye progresivamente antes de llegar a la menopausia –y finaliza unos 10 años antes–, esta se produce cuando han desaparecido la mayoría de los óvulos.
“Hemos observado unas 300 variantes génicas que inciden en cuándo aparece la menopausia, ya sea más tarde o más pronto de lo que se considera normal”
La regulación o la prolongación de la vida reproductiva, sin embargo, depende de un conjunto de genes, según ha encontrado un nuevo estudio realizado por un equipo internacional formado por 300 científicos de más de 180 instituciones de todo el mundo, codirigidos por investigadores de la Universidad de Exeter, la Universidad de Cambridge, la Universidad de Copenhague y la Universidad Autónoma de Barcelona.
En esta investigación, que se ha publicado en Nature, se ha analizado el genoma de más de medio millón de mujeres procedente de varias bases de datos para buscar variaciones en el ADN que tuvieran relación con la aparición precoz o tardía de la menopausia y ha encontrado al menos 290 variantes genéticas en las mujeres que alcanzaban el fin de la vida reproductiva antes o después de la edad media. Hasta ahora solo se conocían 56 modificaciones genéticas que afectaban a la fertilidad natural.