La menopausia y el embarazo son dos etapas en la vida reproductiva de una mujer que parecen estar en extremos opuestos. Sin embargo, la transición hacia la menopausia, conocida como perimenopausia, puede generar confusión y preguntas sobre la posibilidad de un embarazo. Es crucial entender la diferencia entre estos períodos y cómo afectan a la fertilidad.
La perimenopausia es la etapa previa a la menopausia, durante la cual el cuerpo comienza a producir menos estrógenos y se producen cambios físicos, psicoemocionales, endocrinometabólicos, etc propios de la pérdida de la función de los ovarios. Este período puede durar varios años (entre 2 y 8) y se caracteriza por cambios en el ciclo menstrual. Por otro lado, la menopausia se confirma cuando una mujer no ha tenido la menstruación durante 12 meses consecutivos en ausencia de otra causa que lo justifique.
Durante la perimenopausia, aunque menos frecuente, el embarazo sigue siendo posible. Sin embargo, una vez alcanzada la menopausia, la posibilidad de un embarazo natural es nula, porque ya no hay ovulación. Comprender estas diferencias es fundamental para las mujeres que se encuentran en esta etapa de transición.
Sin embargo, también cabe destacar que lo que no es posible en la postmenopausia es un embarazo con los propios óvulos pero, dado que el útero sigue funcionante para albergar embriones, una mujer podría lograr gestar mediante técnicas de reproducción asistida que impliquen emplear óvulos vitrificados previamente por la propia mujer, donados por otra o mediante un proceso de embriodonación (empleando un embrión donado).
Las tasas de éxito de embarazo durante la menopausia mediante este tipo de técnicas de reproducción asistida son las mismas que en una mujer que todavía tiene la menstruación.
Riesgo de embarazo durante la menopausia
En la menopausia propiamente dicha, lo que médicamente llamamos “postmenopausia” el riesgo de embarazo es inexistente. Esto se debe a que los ovarios han dejado de liberar óvulos, además de que la producción de hormonas reproductivas ha disminuido significativamente. Se considera que una mujer ha entrado en la menopausia cuando han pasado 12 meses consecutivos sin menstruación, siempre que no haya otras causas médicas que expliquen esta ausencia. Cuando ha trascurrido este año completo, las posibilidades de que se desarrolle un ciclo menstrual completo son bajísimas y si ocurriese, se estima que ya no sería un ciclo fértil.
La perimenopausia, por otro lado, es un período de transición que suele comenzar alrededor de los 45 años, aunque puede variar entre los 40 y los 55. Durante esta etapa, los niveles hormonales fluctúan considerablemente, lo que puede resultar en ciclos menstruales irregulares. Los ovarios aún pueden liberar óvulos ocasionalmente, lo que significa que existe la posibilidad de quedar embarazada y además, esta posibilidad es bastante imprevisible.
Los principales síntomas de la perimenopausia incluyen cambios en la duración y las características del sangrado propio del ciclo menstrual, sofocos, cambios de humor, sequedad vaginal y problemas para dormir. A pesar de estos cambios, es importante recordar que mientras haya ovulación, existe la posibilidad de embarazo, aunque esta disminuye con el tiempo.
La fertilidad durante la perimenopausia se reduce gradualmente debido a la disminución de la cantidad y calidad de los óvulos restantes. Sin embargo, hasta que no se alcance la menopausia definitiva, siempre existe un pequeño riesgo de embarazo si se mantienen relaciones sexuales sin protección.
Claves para identificar si es un embarazo o la menopausia
Distinguir entre los síntomas de la menopausia y un embarazo puede ser desafiante, ya que ambos pueden causar cambios en el ciclo menstrual, como ausencia de menstruación de forma prolongada y presentar otros síntomas acompañantes. Sin embargo, hay algunas diferencias clave que pueden ayudar a identificar la situación:
- Síntomas del embarazo:
- Náuseas y vómitos, especialmente por la mañana
- Sensibilidad y aumento del tamaño de los senos
- Fatiga extrema
- Antojos o aversiones alimentarias
- Aumento de la frecuencia urinaria
- Síntomas digestivos como el estreñimiento.
- Cambios en el olfato y en el apetito.
- Sangrados de nariz y encías.
- Síntomas de la menopausia:
- Sofocos y sudores nocturnos
- Sequedad de la piel y mucosas (incluida la vagina).
- Cambios de humor e irritabilidad
- Problemas para dormir
- Pérdida de densidad ósea
- Debilidad en el pelo y las uñas.
- Aumento de peso.
Es importante tener en cuenta que algunos síntomas, como la fatiga o los cambios de humor, pueden ser comunes tanto en el embarazo como en la menopausia. En caso de duda, lo más recomendable es realizar una prueba de embarazo y consultar con un profesional de la salud.
El insomnio, por ejemplo, es un síntoma común en la menopausia que puede confundirse con el cansancio del embarazo.
Además, algunas mujeres pueden experimentar dolor pélvico durante la menopausia, lo que podría confundirse con molestias del embarazo temprano.
El embarazo en la «premenopausia»
Son muchas las mujeres que planean un embarazo alrededor la menopausia por distintos motivos personales, familiares o laborales.
Aunque la fertilidad disminuye con la edad, especialmente desde los 35 años, algunas mujeres logran concebir durante la época cercana a la menopausia y otras lo hacen sometiéndose a procedimientos de reproducción asistida. Para aquellas que desean quedar embarazadas en esta etapa, existen algunas recomendaciones:
- Consultar con un especialista en fertilidad: Un médico puede evaluar la reserva ovárica y recomendar las mejores opciones.
- Mantener un estilo de vida saludable: Una dieta equilibrada, ejercicio regular y evitar el tabaco y el alcohol pueden mejorar las posibilidades de concepción.
- Monitorizar la ovulación: Utilizar kits de predicción de ovulación puede ayudar a identificar los días más fértiles.
- Comenzar suplementación adecuada: Los profesionales sanitarios pueden recomendar suplementos que contengam ácido fólico, yodo y vitamina D, entre otros micronutrientes, vitaminas o minerales básicos.
- Explorar tratamientos de fertilidad: Dependiendo de la situación individual, opciones como la estimulación ovárica o la fecundación in vitro, unida o no a la donación de óvulos, pueden ser consideradas.
Es fundamental tener en cuenta que cada caso es único y lo que funciona para una mujer puede no ser adecuado para otra. La orientación médica personalizada es absolutamente esencial en esta etapa, y de la forma más precoz posible.
Riesgos del embarazo en la premenopausia
Aunque la mujer debe aceptar que un embarazo cerca de la menopausia supone más riesgos que uno normal, caso debe valorarse de forma concreta y está vinculado siempre a factores genéticos y al estado de salud materno.
Un embarazo durante una edad reproductiva límite, especialmente después de los 35 años, conlleva, en general, un aumento de ciertos riesgos tanto para la madre como para el feto:
Para la madre:
- Mayor riesgo de diabetes gestacional
- Aumento de la probabilidad de hipertensión y preeclampsia
- Aumento de posibilidades de placenta previa o baja.
- Mayor incidencia de complicaciones durante el parto
- Riesgo incrementado de aborto espontáneo, especialmente del primer trimestre de la gestación
Para el feto:
- Mayor riesgo de anomalías cromosómicas, como el síndrome de Down (trisomía 21), síndrome de Patau (trisomía 13), síndrome de Edwards (trisomia 18) o síndrome de Turner (monosomía X).
- Posibilidad de parto prematuro
- Bajo peso al nacer
Para minimizar estos riesgos, se recomienda:
- Realizar un seguimiento prenatal exhaustivo y e iniciarlo lo más precozmente posible cumpliendo estrictamente el calendario de análisis, ecografías y pruebas complementarias que se le pauten-
- Mantener una dieta saludable y realizar ejercicio moderado
- Evitar hábitos nocivos como el tabaco y el alcohol
- Considerar pruebas prenatales para detectar posibles anomalías genéticas como la biopsia coriónica, el triple screenning o la amniocentesis, y especialmente y de inicio, el test no invasivo de cribado prenatal
- Seguir estrictamente las recomendaciones médicas
Es importante recordar que, aunque estos riesgos existen, muchas mujeres en la premenopausia logran tener embarazos y partos totalmente saludables. La clave está en una atención médica adecuada y un cuidado personal diligente.